Llegará un Presidente de la República mexicana que haga cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ante una generación de reaccionarios que sostienen un modelo político que atenta contra la figura presidencial, contra la casa presidencial.
Están habitando la casa presidencial enfiestados y muy alegres, sentados ante las mesas llenas de alimentos y bebidas, pisoteando la institución presidencial y querer apropiarse del pueblo que espera el regreso de la figura presidencial que los unifique y evite la destrucción de la casa en la que se encuentra un grupo de facinerosos, corruptos y asesinos.
Con sus peleas coléricas y gritonas, son más diestros para la injuria que para gobernar, por estar enfermos de poder y querer desposar al pueblo cada seis años; no han podido restaurar la casa; porque en sus gozos y alegrías son espectadores de sufrimientos, asesinatos y miseria del pueblo, a quien quieren seducir con sus francachelas en torno a mesas llenas de comida y vino.
Escuchándose discursos de odio airado e intolerancia, de envidia e indiferencia ante el sufrimiento de un pueblo que sueña con recuperar su grandeza arrebatada por un grupo de delincuentes, charlatanes, corruptos y enfermos que transmiten miedo, excluyen y eliminan; están arrebatando la gloria a México, al reciclarse constantemente en el Instituto Nacional Electoral.
El pueblo tiene dignidad y espera al Presidente de la República que ocupe la casa presidencial, claro que no todos tienen dignidad y no a todos les interesa lo que sucede alrededor de la casa presidencial. Quieren libertad y no luchan por ella, ante el grupo de esquizofrénicos, ambiciosos que se hospeda en la casa presidencial.
El pueblo no es engañado por los huéspedes de la casa presidencial, sabemos quiénes son y que quieren, no engañan, están ahí los facinerosos, están destruyendo una nación, un pueblo humillado y sangrante.
El matrimonio entre el pueblo y el presidencialismo no ha terminado en México, a pesar de estar muchos años en ausencia. Ya no existe la gloria de antaño.
El pueblo mexicano espera la llegada del legítimo Presidente de la República, que saque a estos facinerosos de la casa presidencial y ocupe su lugar; pero estos facinerosos son peligrosos y no dejarán instalar al legítimo Presidente de la República, antes, lo asesinarán, están preparados para ello porque saben que están usurpando el poder.
Por consiguiente, es recomendable transformarse para no ser reconocido, porque corre peligro su vida, por lo que tiene que ser humilde y caminar con el bastón de mando; debe cubrir su personalidad y estar bien informado de lo que sucede en su casa, los facinerosos están instalados en su casa aspirando ser dueños del pueblo y de sus pensamientos.
Planear cómo echar a los huéspedes facinerosos, importunos, abusivos, corruptos, asesinos que se sirven a manos llenas y comen de la casa presidencial sin trabajar, además, asediaban al pueblo presionando, maltratando, asesinando a sus hijos.
Entonces, ya informado y con estrategia, ocupar la casa presidencial, sabiendo que existen traiciones, cómplices injuriosos; ya que, la democracia crea monstruos; elección tras elección, se reciclan con el voto mayoritario, más cuando tienen al Instituto Nacional Electoral.
Estos facinerosos permiten a la concentración del excedente económico en pocas manos; abundante mano de obra barata; bajos salarios; indiscriminada importación de bienes; apoyos al crecimiento desigual.
No están en el tren de la modernidad o posmodernidad, más bien, estamos en una época triste y prosaica, en un caminar sin esperanza con un porvenir cada vez peor, llevando sobre los hombres la pobreza.
El pueblo mexicano no quiere ser una estrella más de Estados Unidos, existe malestar en las fuerzas armadas y con justa razón, porque el ejército mexicano es parte del pueblo, está desgastado y desfigurado por proteger a este grupo facineroso que ocupa la casa presidencial.
Quien domina a México, son estos grupos de facinerosos los que deciden, por ejemplo, la elección a la gubernatura de Aguascalientes debió anularse por la intervención de la iglesia en cuestiones electorales debido a que es una grave violación constitucional.
El pueblo mexicano, fiel, espera el regreso del Presidente de la República que ocupe la casa presidencial, el cual tendrá dificultades para regresar, en el que, miles de mexicanos perderán la vida para lograrlo.
El pueblo mexicano espera…
*Octavio Aristeo López es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.
oaristeolopez@gmail.com
