Voltaire (François-Marie Arouet; París, 20 de febrero de 1694 – 1778), escritor, poeta y filósofo francés, fue uno de los principales pensadores de la ilustración que orienta sobre la Revolución Francesa, fue anticlerical, polémico y liberal.
Escribió teatro satírico y por sus críticas mordaces y satíricas tiene problemas con la Policía, políticos y nobleza, por lo que es encarcelado en varias ocasiones (por ejemplo, el 18 de abril de 1726 fue arrestado y encerrado en la Bastilla) y exiliado constantemente.
Voltaire no era un Don Nadie, en 1713 fue secretario de la embajada de Francia en La Haya, pero por enamorado, como sucede a cualquier joven, pierde su empleo y regresa a París, es cuando da rienda suelta a su creatividad y escribe la tragedia Edipo (1718), que es parte de las siete tragedias de Sófocles (Colona, Atenas, gracias, 496-406 a. C.), dramaturgo y poeta griego, la triada de Edipo es: Antígona, Edipo Rey y Edipo en Colono.
La serie de Edipo de Sófocles (Edipo Rey, Edipo en Colono, Antígona), es ampliamente estudiada por literatos, poetas, historiadores, filósofos, políticos, psicólogos y psicoanalistas, en el que existe una literatura basta sobre este tema.
Además, Voltaire publica Henriade (1728), que son poemas épicos sobre los tres enriques: Enrique III, Enrique de Navarra y Enrique de Guisa; el 30 de abril de 1589 Enrique III reconoce como sucesor a Enrique de Navarra al reino de Francia, Enrique de Guisa se negó a reconocer a Enrique de Navarra, así que Enrique III lo mando asesinar, Enrique III es asesinado en venganza por el asesinato de Enrique de Guisa, y Enrique de Navarra es reconocido como Rey de los hugonotes pero no por los católicos: el Papa y Felipe II se negaron a reconocerlo como Rey de Francia, por fin llega al trono con la condición de que renunciara al protestantismo y se convirtiera al catolicismo, de aquí la famosa frase Paris vaut bien une messe (París bien vale una misa). En privado siguió siendo protestante.
En el fondo siguen siendo lo mismo. Voltaire, semejante a Homero, en la guerra de Troya, en las Hiliada, relata con imaginación a los hombres que participaron y rescatar las costumbres, apoyándose en relatos de los ancianos que vivieron esa época, observaron la batalla que decidió la suerte de la Francia y de la Familia Real. Así sucede con la violencia que existe en México.
Después Luis XV (1710-1774), Rey de Francia, le nombró historiógrafo real, recordemos que como biznieto de Luis XIV, le sucedió en 1715, y durante su minoría de edad gobernó como regente el duque de Orléans, y en 1723 fue declarado mayor de edad para gobernar Luis XV, pero asumió el poder hasta 1743 porque estaba dedicado a la caza, viajes y diversiones de la corte, desprestigió a la Monarquía y sentó las bases de la posterior Revolución Francesa. Esto sucede por abusos de poder.
Con escándalos de actos de corrupción de sus amantes y cortesanos, el exceso de tráfico de influencias, derrochaban los recursos públicos ante un pueblo miserable y hambriento, en esta ambiente se encontraba Voltaire que desató la crítica y la sátira en todo su esplendor en obras de teatro y cuentos.
En 1730, es considerado un gran poeta. Hasta que aparece en escena una musa que se enamora, la marquesa de Châtelet, y lo lleva a vivir a su castillo (1734-1749), ambos enamorados de las matemáticas y las letras, pasan los días en reflexión y escriben, divulgan los Elementos de la filosofía de Newton (1738), es un amor maravilloso, conocer el mundo newtoniano para el mundo, así existir en el mundo, lleno de amor y conocimiento.
En sus Cartas filosóficas escritas en 1734, relata: “He creído que la doctrina y la historia de un pueblo tan extraordinario merecerían la curiosidad de un hombre razonable. Para instruirme, he ido a encontrar a uno de los más célebres cuáqueros de Inglaterra, quien, después de haber estado treinta años en el comercio, había sabido poner límites a su fortuna y a sus deseos, y se había retirado a un lugar en el campo cerca de Londres. El cuáquero era un viejo vigoroso que nunca había estado enfermo, porque jamás había conocido las pasiones ni la intemperancia: nunca en mi vida he visto un aire más noble ni más atractivo que el suyo”.
Pero, en Francia existen envidias, venganzas, rencillas entre los literatos como en México, que están en constante peligro de caer en desprestigio y descrédito al no tener los favores de una o uno de los cortesanos; la amante más influyentes del Rey, Madame de Pompadour, protegía al dramaturgo a Prosper Jolyot de Crébillon, así las cortesanas y cortesanos protegen a sus favoritos a través de los tiempos.
Ingresó en la Academia Francesa (1746), la muerte de Madame du Châtelet (1749) afectó su ánimo y conducta, que movieron a Voltaire a aceptar la invitación de Federico II el Grande, quien era el Rey de Prusia (1740-1786), inclinado hacia la literatura francesa y a los filósofos de la ilustración; también disciplinado, exigía moralidad en los gobernantes, por ello, condenó el realismo político del italiano Nicolás Maquiavelo.
Se introduce lentamente en la corte de Federico II el Grande, quien es uno de los exponentes más significativos del despotismo ilustrado, tenía claro que la ley debía servir para proteger a los débiles y necesitados, permitió la colonización de las zonas despobladas del país, practicó un proteccionismo comercial e industrial, protector de la ciencia y la cultura, aquí entra la relación que mantiene con Voltaire y le encarga algunos asuntos para contribuir a la expansión de Prusia y convertirse en una potencia. Aquí en México brilla por su ausencia un presidente ilustrado.
Durante su estancia en Potsdam (1750-1753) escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, con Micromégas (1752), la serie de novelas y cuentos iniciada con Zadig o el destino, desde 1748, relata el reinando el rey Moabdar, en Babilonia, y el mozo llamado Zadig, que sabía enfrentar sus pasiones, aunque mozo y rico no gastaba sus riquezas ni se empeñaba en que le dieran siempre la razón, y respetaba la flaqueza humana, no se burlaba de los demás, no hacía caso de murmuraciones sin argumentos sólidos. Es la razón y la ciencia, que tanta falta en México.
*Octavio Aristeo López es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.
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