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sábado, abril 19, 2025

Mas longevos no, pero mas desinformados sí…

Hace unos días leía un artículo sobre el envejecimiento, una narrativa que claramente pretendía trasmitir el hecho de que hoy día vivimos más tiempo que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, la nueva longevidad. Esto es algo sencillamente imposible, no somos más longevos, ni lo seremos, y no por convicción, apenas porque biológicamente no es posible. Existen más de 300 teorías sobre el envejecimiento humano, divididas, sobre todo, en supuestos genéticos y celulares, pero en su mayoría, dependen de un proceso cíclico que incide en la longevidad limitada de las células, o agotamiento de la capacidad de división celular, postulado en 1965 por Leonard Hayflick.

La duración de la vida humana se establece en diversos documentos históricos, incluso en el Antiguo Testamento, y aunque en aquel entonces esta concepción se basaba en la experiencia cotidiana, actualmente, tanto los colectivos ciudadanos como científicos están de acuerdo en que la vejez comienza alrededor de los 70 años y que es posible vivir hasta los 100, dependiendo, claro está, de las condiciones de vida. La teoría límite de Hayflick ha demostrado que envejecemos hasta 8 veces a lo largo de la vida, porque cada órgano tiene un límite de reproducción celular diferente, por ejemplo, las células del cristalino – lente ocular -, a los 40 años dejan de reproducirse, por eso, entre los 45 y 50 años de edad, surgen los problemas de presbicia – la incapacidad para ver a menos de 60 cm.

Por desgracia, continuamos con un problema doctrinal – o de adoctrinamiento – y es que el actual antropocentrismo radical, desproveído de Dios y del Cosmos, delibera desde el condicionamiento lingüístico, y como si fuera poco, persiste en su condición de conversor, transformando la información en propaganda y el humanismo en servidumbre. Nos intentan confundir, o se confunden por desconocimiento de la historia, porque si algo está bastante claro para todos, es que longevidad no es lo mismo que esperanza de vida. La longevidad es la capacidad máxima de vida de un organismo, mientras que la esperanza de vida es el promedio de vida de un individuo abstracto en una población concreta.

Como ejemplo histórico tenemos la época vivida entre 1200 y 1745, donde las personas podrían llegar a una edad promedio de 70 años, excepto en el siglo XIV, cuando la peste bubónica redujo la esperanza de vida a los 45 años. ¿Qué quiere esto decir? Que si hipotéticamente tenemos una familia de 5 personas, donde 3 elementos vivieron hasta los 70 años y dos de ellos fallecieron al nacer, el promedio de vida familiar sería de 42 años, pero esto no significa que envejecieron a los 35 años, porque al final, 3 de ellos vivieron hasta los 70. Además, si los recién nacidos hubieran sobrevivido, el promedio, fácilmente, podría haber superado los 85 años de edad, y todos habrían envejecido en una edad expectable.

Aparte, si ahora mismo tenemos mejores condiciones biológicas de duración orgánica y podemos llegar al tiempo máximo de vida humana, es decir, a la longevidad, se lo debemos a la ciencia, y a su capacidad extraordinaria para desarrollar vacunas y medicamentos que permiten al ser humano persistir en el tiempo. A diferencia de la manipulación lingüística que busca hacernos creer que somos más longevos y que vivimos en un estado de bienestar y calidad de vida absoluto, omitiendo el incremento mundial de los índices de obesidad y enfermedades crónico-degenerativas; y claro, por instrucciones de la agenda 2030, sobre el envejecimiento patológico, ¡ni una palabra!

Hayflick L. (1968). Human cells and aging. Scientific American Science Journal, 218(3) :32-37. http://dx.doi.org/10.1038/scientificamerican0368-32

Charles Y. Da Silva Rodrigues
Charles Y. Da Silva Rodrigues
Profesor universitario e investigador.

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