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lunes, abril 21, 2025

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Por mucha milicia que ronde las calles y las carreteras, seguiremos jodidos en eso de
la justicia.

A todos los gobernantes les ha entrado la güeva de pensar cómo resolver su única y
primaria obligación: la seguridad de nosotros. Han decidido tomar el camino más fácil
y equivocado: agarrarse de la simpatía popular al ejército para echarlo a labores
ajenas. Por eso vemos convoyes y rondines que asemejan a las famosas callejoneadas:
pasan y se van.

Si con las policías actuales ir al ministerio público a denunciar delitos es insufrible,
con los militares eso de plano se olvidará. Hoy nueve de cada diez delitos no se
denuncian, y los que sí, apenas tienen ganas de investigarse y hasta quizá llegar al
juez, mismo que puede decir que la supuesta investigación tiene fallas y que no siga el
proceso. Así cualquiera delinque, como hasta ahora. Por eso, miles de pobres están
encerrados en las cárceles esperando el milagro de una sentencia cualquiera, pero
sentencia. No, los gobiernos no resolverán nada con la militarización y el olvido de sus
policías. El nudo está en el ministerio público. Soldados pueden llevar delincuentes
ante las procuradurías de justicia, pero allí es como aventarlos al pantano.

El ministerio público es un asunto de la más alta importancia política. Si los políticos
no le entran a resolver el funcionamiento del ministerio público, todo será demagogia
y debate estéril sobre si militares o no.

Como siempre, los mexicanos, los guanajuatenses, todos estamos atrapados en la
miseria política, nuestra miseria social: no escogemos a los que resuelven sino a los
habladores.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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