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miércoles, abril 30, 2025

¡A callar!

Desde que el poder dejó de ser cosa de la divinidad, el prójimo llano se ha dado a la tarea de criticarlo. Criticar tiene por lo menos dos vertientes: Analizar, lo que implica enjuiciar, opinar, estimar, calificar, examinar y, lo de moda, evaluar; también se entiende como reprochar, es decir, censurar, satirizar, reprobar, acusar, fustigar y hasta burlarse.
Ah, pero como es sabido, la verdad no peca, incomoda. Y los gobernantes se tienen a sí mismos como supremos, todavía tocados por la divinidad, por lo que se enchilan no bien se les critique.
Para enmudecer a los bocones, los poderosos han usado la vieja fórmula: plata y plomo, de ahí que nada de original tenga el que los cárteles contemporáneos utilicen tal formulita fehacientemente útil.
A unos se les puede silenciar y guardarse para sí utilizando el dinero y los bienes materiales que les enriquezcan ostensiblemente; a otros se les puede imponer la censura y hasta la autocensura con artilugios varios y, en fin, para silenciar el molesto, eliminarlo a la manera en que el matarife elija.
El periodismo mexicano está repleto de historias de enriquecimiento de adláteres del poder, lo mismo que de tragedias inenarrables llenas de sangre, pasando por empobrecimientos explicables del periodista que se quiera. De las arcas municipales pueden salir obsequios, lo mismo que del erario nacional fortunas. Pero de allí mismo salen órdenes para ir a golpear o a matar.
El jifero está en todos los ámbitos del poder y lo único que quiere es silencio, que todo mundo se abstenga de hablar de él y de sus cosas. Allí radica esa figura mítica que todo lo puede resolver: la prohibición.
Anhelar la pasividad de los demás es como el paraíso de la impunidad: ahí se puede todo. Por eso no podemos terminar con la corrupción, porque está en el sistema político. Por eso hay que transformar este sistema político antidemocrático que no permite hablar y prefiere, a toda costa, callarnos.
Los periodistas mexicanos son hoy por hoy los más expuestos a las iras de los matarifes. ejemplos ya nos sobran y no hay que permitirlos más: ¡Hablemos!

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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