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viernes, marzo 29, 2024

Agitador tacleado

El mariscal del campo autoritario fue detenido ostensiblemente. La jugada ha sido compleja, pero la anotación la hizo el rival, el demócrata.

¿Cómo es que un jugador de fuera de la política se hizo del poder que ahora pierde? Pues se transformó de un rico inmobiliario en estrella televisiva, y de allí aprendió a utilizar luces, cámaras y micrófonos que lo encumbraron. Se transformó en un rudo agitador político.

Y, ¿qué es un agitador político? Es quien agita y convulsiona, perturba los ánimos de la gente que le ve y escucha, para azuzarla en contra de algo y alguien con fines políticos. Incita pensamientos, movilizaciones y luchas para exaltar los ánimos. Irrita pulsiones “populares”, las hace sublevarse contra lo “establecido”, hasta las conmueve para producir efectos políticos útiles a su causa.
El agitador busca la exaltación del ánimo popular, con sus bajas, medianas o altas pasiones, el chiste es aprovecharse de la sensiblería desinformada de las muchedumbres.

Lo suyo, lo suyo, son las masas; a ellas se dirigen, hablan para ellas. Para el jilguero agitador no existen personas, individuos pensantes; su tarea es masificar a las personas, quitarles su personalidad para sumirlas en la masa, en esa que reclama ser mayoritaria y por tanto, capacitada para hacer y deshacer. Por eso hay ahora tanta masa virtual que lincha en las redes al conocimiento, a la ciencia, a los intelectuales, al cubrebocas, a los que se etiqueta como los otros, los enemigos de la causa.
Sin embargo, la lección de vida común es, nuevamente, ésta: no hay movimiento político perpetuo, te taclearán con alguna jugada.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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