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miércoles, abril 24, 2024

Cervantianguis

 

El Festival Internacional Cervantino llegará a sus cuarenta años, a sabiendas de que “está a ‘años luz’ de ser autofinanciable” y propiciando, sin desearlo, crecientes broncas en la ciudad.

El FIC es una política pública federal (con adláteres locales) que cuesta “126 millones de pesos (unos 9,6 millones de dólares), cifra que contrasta con los seis millones de pesos (461.000 dólares) que ingresaron en taquilla” (datos oficiales del 39).

Aparte del costo por el enorme gentío participante oficialmente en el Festival en sí, se ha requerido cada vez más del Ejército, de las policías federales, estatales y municipales. Toda esa carga sobre la ciudad escenario debe sumarse dramáticamente a la sobrecarga de los visitantes. Cientos de vehículos saturan los estacionamientos insuficientes, aparcados en las orillas o donde se pueda. Por miles se dejan venir a concentrarse principalmente en la calle Juárez hasta el Jardín de la Unión (el centro histórico): “mochileros”, adolescentes, manadas de jovencitos mugrosos y mugrosas, majaderos, que llegan sin contar con un lugar para dormir, que hacen del baño donde sea, tirados en las calles de borrachos y sólo con unos cuantos pesos para gozar al máximo su aventura cervantina  transformada en un carnaval (habitantes dixit). Es la consecuencia de haber creado el Guanajuantro como “idea” turística, escalada en el FIC.

De la economía urbana, ni hablar en serio: los fuereños (que venden de todo) y el gobierno municipal (que permite todo y recauda por todo) resultan los ganones.

Estamos ante la falta de gestión pública que ya hace de la “política turístico-cultural” un desastre para la ciudad patrimonial que simplemente es mal usada.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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