Con eso del centro comercial disfrazado de nuevo museo y con una rueda en plena plaza mayor, quedó claro que nuestra ciudad ya es puro merequetengue mercantil.
Un repaso del INEGI pone a las claras que Guanajuato hace tiempo que vive del mercadeo de todo tipo: 7,958 establecimientos ocupan a los guanajuatenses en diversas actividades; el comercio es el que más: 3,430.
La antigua ciudad minera pasó a la historia; su presente nomás recuerdos tiene (12 establecimientos). Surgió de y para la minería hasta mediados del siglo veinte, cuando la caída de las inversiones en eso hizo que el abandono la deteriorara. Surgió la administración pública, con la Universidad como punta de lanza, convirtiéndola por un tiempo en centro político y educativo. No bien llegó la población a niveles expansivos, todo se ha trastocado.
Ser capital del estado ya no significa que tengamos a los funcionarios aquí, se han ido rumbo a León. Y la universidad también se ha descentralizado y ya no llegan todos los estudiantes a la cañada.
La pretensión del turismo todavía está en veremos. La hotelería, los restaurantes, los bares y cantinas apenas suman 909 establecimientos. Los servicios, la banca, el transporte y la construcción crecen al ritmo poblacional y del comercio. La ciudad vende y compra por entero. Cosa de abrir los ojos y saber mirar las calles llenas de toda clase de vendimias, baratijas y chatarra. Pues de todo eso vivimos la mayoría, incluido el comercio informal que no tiene un establecimiento y queda a merced de fisca.
¿Será que nomás eso ofreceremos al visitante?