¿Por qué las representaciones elegidas tienen tanta desconfianza popular?
Casi no hay ejercicio demoscópico en donde los representantes populares queden debajo de las policías, allá al final de la tabla.
Diputar no se nos da. Aunque vayamos de tanto en tanto a las urnas a elegir a los individuos que serán los diputados, esto es, nuestros representantes, o regidores al caso, en realidad no nos sentimos destinados a avalar lo que hacen en los cuerpos políticos a los que llegan.
Ya nos iremos enterando por sus desgracias cómo representan el voto que les otorgamos. Salen con que debían en los encargos anteriores y qué; que les encanta el fuero porque les protege de sus tropelías personales; que les gustan los moches de los recursos que gestionan; que ven agrandado su patrimonio con tierras y propiedades; que licencias, permisos y demás llegan a sus manos a cambio de favores. Como reza la leyenda: con una diputación, ya la hice.
Ayuntar especímenes así se vuelve imposible para dar rumbo a un gobierno; por eso, nomás tenemos administraciones del día a día.
Configurar un congreso de representantes sale un ojo de la cara, y no solo por lo caro, sino por el esfuerzo de coordinar tanta ambición.
La fama del representante ya no es su honorabilidad y su cercanía genuina a donde pertenece, ahora es el éxito medido en riqueza y lejanía.
¿Cómo darle sentido a la representación democrática? Con las prácticas, actitudes e inercias conocidas es imposible. Incluso los esfuerzos de participación ciudadana, de la organización popular, del cooperativismo y el despertar del pueblo resultan llamadas a misa: va el que quiere y si comulga se queda un rato, luego se va.
La democracia es cosa del pueblo, con sus segmentos y clases; sin embargo, la representatividad no goza de salud entre nosotros. Y no es cosa nomás del individualismo, es la desconfianza en las ideas y acciones que debieran llamarnos a la cooperación con el otro.
Ah, el único cemento que nos incita a colaborar con extraños es el dinero, porque, ya se sabía, con él hasta el perro baila.