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miércoles, abril 24, 2024

Cristeros seculares

 

De Benedicto XV a Benedicto XVI, México ha tenido que definir su relación Estado- Iglesia con hartas dificultades, incluidas las armas.

Cuando el constituyente de 1917 emitió la Constitución en Querétaro, el clero católico romano interpretó que se atacaba a la religión y con ella a la más profunda identidad mexicana. Los obispos se quejaron de que se pretendía quitarles el poder moral sobre la vida de los mexicanos; era, de plano, “la supremacía del Poder civil sobre los elementos religiosos”. La Iglesia sometida al Estado. Se trastocaba el orden de las cosas: la primacía de Dios y la fidelidad a su Iglesia entró en conflicto con la lealtad a las leyes de los hombres. Los mexicanos pasaban de ser súbditos del clero Vaticano a ser ciudadanos de una república.

La nueva Ley constitucional fijó separaciones precisas. Los prelados redactaron e hicieron pública una Carta Pastoral donde hacía sentir su molestia por los “puntos que lesionaban los derechos de la libertad religiosa”: “Naturaleza y constitución de la Iglesia, sus derechos y personalidad jurídica” con todas su consecuencia prácticas.

La multiplicidad de organizaciones católicas se movió (y se mueve aún) al grito del proclamado en 1914 “Rey de México”: “¿Sabéis quién es nuestro Rey, hombres de toda la tierra? Pues es nada menos que el Rey del Universo, el Creador de todas las cosas, el Inmenso, el Infinito, el Eterno… ¡Paso a nuestro Rey, paso al Rey de México!”

Apareció entonces Benedicto XV (Giacomo Paolo Battista della Chiesa) diciéndoles a sus obispos de acá que habían procedido “muy conforme al oficio pastoral, y dignísima de nuestra alabanza”, prometiendo ayuda, la que comenzó solicitando a los obispos norteamericanos, a los de otros países latinoamericanos y europeos para atacar a la nueva Constitución mexicana.

Mucha agua ha corrido teñida de sangre. Pero la política no ha apaciguado en el ánimo del clero católico.  Los gobernantes de hoy, que creen en la supremacía de la Ley de Dios sobre las de los hombres, se traen a Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) para conmemorar los veinte años de la reforma salinista que les abrió puertas nuevamente; pero no les resultan suficientes.

Y de eso hablará el Jefe del Estado Vaticano en sus intervenciones guanajuatenses. Y eso sigue siendo política, como entonces: Benedictus contra constitutionem.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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