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sábado, abril 20, 2024

De brujas y canallas

Ser bruja es no tener dinero, andar de miserable, hambriento; y vivir en una colonia que se llame Brujas, es ya el colmo. Pero asestarle canalladas al bruja como tirar a matar y efectivamente dejar difuntos, se sale de madre.

Esos hombrecillos metidos a gobernantes que suelen dividirnos entre gente buena y chusma alucinan sus acciones obtusamente: los buenos son ellos y sus valedores; la chusma, soez y despreciable. A los suyos se les permite todo; a los más, nada de pasarse de la raya. Lo que entre los propios es encanto social, entre los bajunos es repulsión. Unos son la sociedad, los otros gentualla.

Tal manera de concebir la sociedad hace que se trate diferenciadamente, sobre todo cuando aparecen desórdenes en el orden pretendidamente establecido. Si la chusma se abalanza sobre los trenes, se les lanza policía armada que tira a matar. Y mata. Y la chusma reacciona violentamente también. Se enfrentan así dos expresiones del pobrerío: los que raterean para sacar algo y los pobres uniformados, mal armados por los hombrecillos del poder.

Los que fingen tener finas y nobles apariencias, en realidad ocultan perversidades y tratan al prójimo vulgar con desprecio e ignominia. Por eso no se les ocurre de otra que enfrentar a la miseria y sus manifestaciones que con violencia.

Son muchos los alcaldes que piensan que con acciones canallescas de su policía van a contener a la chusma empobrecida. Se equivocan de mil maneras, sobre todo porque ésta se multiplica con alboroto, incluidos los que serán polis mañana. Así no se puede gobernar la pluralidad, la de adeveras.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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