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jueves, abril 25, 2024

Debatirse o grillarse

 

Son muchísimos los individuos que quieren hacerse con el poder. Sus motivaciones son tantas cuantos números se acumulan. En la degradación de la política hemos constatado recurrentemente que los más sólo quieren lana, harta lana.

La adoración por el becerro de oro hace olvidar cualquier atisbo de principios, convicciones morales y demás trabas a la ambición mezquina. “Pónganme donde haya” y punto.

Esa perversión es la metástasis del sistema de partidos. Cuando nomás el PRI rifaba, adentro se dirimían las pugnas por el poder, hasta la muerte, si era preciso. Cuando se abrió la ostra y emergieron otros partidos, todos a una nos felicitamos por el fin de un régimen cerrado. Pero la inoculación de la cultura política autoritaria, clientelar y grupera atacó a todos por igual. Hoy nuestros partidos políticos operan como partes del priismo histórico.

En la política encerrada en sus intereses no hay cabida para las prácticas democráticas. Vemos cómo andan peregrinando los aspirantes de cada partido para los múltiples cargos: reuniones, comilonas, despensas, acarreados, musiqueros, discursos, muchos discursos huecos, vanos, sin inteligencia; nomás el lugar común y la porra para el aspirante, incluidas las redes sociales.

¿Debatir? No está en el imaginario ni en los deseos. Hay disputa pero no discusión ente los disputantes; hay diatribas pero no se combate la idea con mejores ideas. Las insidias suplen al argumento. La grilla simula ser política. El encontronazo machista agrede la razón.

No hemos visto a los partidos organizarse para debatir en su interior inteligentemente; menos aún vemos debates que disputen la atención ciudadana. Lejos, muy lejos estamos de ser demócratas. Somos nomás grillos a lo priista. Por eso vuelve por sus fueros: le tapizamos el camino.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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