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sábado, abril 26, 2025

El hermano Andrés Caleb

Allá por su campaña de 2012, me vine a dar cuenta que López Obrador no era católico sino cristiano.

La iglesia romana ha visto salirle hijuelos que creen en el cristo pero no en todo lo de ella: son evangelistas. Y esos brotes han crecido y multiplicado disputándole a los católicos presencia, feligresía y actividades, incluida la política.

Por todo el continente americano se han organizado los evangelistas para ir por los cargos del poder político. Hoy mismo, en países donde hay procesos electorales, muchos de sus personeros van por la presidencia de sus repúblicas, como en Brasil y en México donde el Partido Encuentro Social es la vía evangelista para acceder al poder. Ahora me resulta clarísima la afinidad del candidato con ese partido.

Quien quiera puede ver y escuchar las alabanzas del dirigente pesista elevando a López al monte Hebrón con su nombre bíblico, Caleb, y, enseguida la narración de la buena nueva: México será una república amorosa. La regeneración nacional vendrá de los valores que dan bienestar al alma y, por ello, se convocará a una constituyente (así, como hemos sabido en otros lados) con los más sabios en eso del amor al prójimo y, a semejanza en la palabra y la obra de Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos dotarán del evangelio que ilumine el futuro de este pueblo extraviado en el desierto.

Cristo Jesús es la salvación. Quienes han dicho que López Obrador es el mesías se han equivocado palmariamente, él es un discípulo amado, solo el pastor que llevará al pueblo bueno a la tierra prometida.

Mientras tanto, las corrientes políticas católicas andan metidas debajo de las enaguas de los curas…

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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