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lunes, abril 21, 2025

El mal de los chuecos

Sin gobiernos, nuestro país está torcido.

Es verdad que la violencia ha sido partera de nuestra historia toda. Pero en este siglo, solo la desgracia nos acompaña. Los ejércitos privados que pululan por el territorio llevan calamidades en sus convoyes de lujosos carros, dañan con sus armas sofisticadas para su uso exclusivo: matar. Uno tras otro, los estados van quedando en su poder. Sí, México ha tenido bandidos siempre. Sin embargo, los malhechores con sus apodos nunca habían sido tantos y tan peligrosos. Su guerra tiene solo una motivación; el dinero. Su signo es el del machismo que ostenta poder, cosa que gritan a diario banalmente.

¿Y las fuerzas legales? Imposibilitadas política, logística y fácticamente. La militarización no sirve, las policías están desconchinfladas y las fiscalías sumidas en la negligencia impune.  ¿Y la sociedad cómo reacciona? Lastimera, haciéndose daño a sí misma. Hemos familiarizado a la violencia porque a diario la practicamos dentro de nuestras casas. Mujeres y niños saben del machismo ancestral que cobra víctimas día tras día. Nuestra indigencia cultural prohija leyendas y musiquerías que vomitan la agresión feminicida y ensalzan a los matarifes. Los niños imitan a sus mayores y anhelan ser como ellos, violentos y matones. Ser sicario es ya un oficio aspiracional. 

El consumo de drogas sintéticas destruye aceleradamente a todos; hasta se ha dejado a la mariguana en el jardín perdido de la nostalgia. Las cifras de adictos son imposibles de conocer urbe tras urbe, comunidad tras comunidad, pero sus consecuencias dañosas son evidentes. De ahí que la charada islandesa del gobernador no sea más que un pasatiempo inútil.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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