Guanajuato fue de las primeras provincias en adherirse al pacto federal, ese que construyó a la república mexicana. Hace ya doscientos años.
Fue así que se constituyó el Estado Libre de Guanajuato como “la reunión de sus habitantes y por su territorio, y es libre, soberano e independiente en su administración y gobierno interiores”. Pero eso nomás es texto.
Nuestra realidad ha sido, y es, que la centralización nacional nos limita para ser libres, soberanos e independientes. Hemos sido, y somos, parte del pacto federal que configura a la república mexicana. Pero nomás en el texto.
Si usted es curioso, tiene paciencia y, además suerte, podrá entrar al horrísono portal del gobierno del “nuevo comienzo” y, si los dioses le acompañan, sabrá que el gobierno del estado libre, independiente y soberano de Guanajuato depende totalmente de los dineros del gobierno central.
Lo que veamos en delante de las política públicas de acá, tendrán que vérselas con las de allá. Ejemplos: agua y seguridad. Dependerá el gobierno de acá de los moditos del gobierno cuatroté.
El publicitado nuevo comienzo está absolutamente ligado a los designios centralistas que hoy por hoy campean por la destartalada república mexicana. Esa está en trance de extinción. La 4t quiere un solo gobierno de México. Nada de soberanías, ni independencias ni libertades que no se ajusten a lo que el destino corriente determina a troche y moche.
A doscientos años del debate sobre si república federal o no, todavía andamos con el yugo centralista del pensamiento único.