Es bien sabido que la línea roja y el amarillismo son los géneros periodísticos más populares. Así surgen y desaparecen las peores cosas que nos suceden.
Antes se registraban los crímenes como algo inusitado que zangoloteaba al vecindario. Pero ahora, las masacres, las fosas clandestinas, las mutilaciones, los calcinamientos, las torturas, los asesinados de niños, policías, tránsitos, además de todo tipo de personas, los actos terroristas, los linchamientos, las violaciones, las desapariciones, la violencia de todo tipo en las calles o en las casas son noticias cotidianas y multiplicadas por las redes digitales que todos utilizamos a toda hora.
Pues de todo eso tenemos entre nosotros, en Guanajuato, tierra de muertefactura. Nomás de enero a mayo, nuestro estado ocupa el primerísimo lugar en todo eso: somos, qué duda cabe, la grandeza de México en criminalidad.
Que los gobiernos no están haciendo lo primario de su razón, eso ni duda deja. Ni el gobierno morenista, ni el gobierno panista y ninguno otro del color que sea han querido o podido atajar la violencia que se cierne sobre nosotros. Que el gobierno chairo nada quiere con el gobierno conservador, se nota a las cabales porque ni siquiera se ven, ni se reúnen ni acuerdan lo básico para atajar la sangre. Sus razones partidarias están por encima de nuestra seguridad.
Los habitantes estamos solos a merced de nuestra suerte. Si usted es adicto a las sustancias que le surte su distribuidor, pues eso es el primer eslabón de la cadena; si tiene un negocio más o menos lícito, el gobierno proviene de otros lados que no son los oficiales, y eso se cobre caro, muy caro. Como vemos a diario.
