¿Para qué quieren los cargos de elección? ¿Acaso para hacerse patos? ¿Para ocupar el tiempo en enriquecerse? Porque si para gobernar fuera, habría que tantearle el agua a los camotes porque está muy caliente.
Gobernar es tomar las decisiones que hagan cumplirse las leyes. Pero como ya sabemos que eso del derecho se nos va chueco, muy pocos tienen como horizonte cumplir y hacer cumplir la ley.
Y no es cosa de retórica legaloide. La primera obligación y razón de ser del gobierno es encarar la seguridad de todos, evitarnos la inseguridad. Eso en Guanajuato no se da.
Resultaría francamente obsceno hacer el recuento puntual de candidatos, funcionarios, policías y espacios atacados criminalmente por todo el territorio guanajuatense. No, no se trata de “hechos aislados” o de elementos en malos pasos perdiendo sus valores, como cantan y les encanta rezar a los incapaces, omisos o comisos, de hacer de nuestra seguridad algo reconocible.
Estamos ante un mensaje del hampa que se hace evidente con todos esos hechos: la plaza es nuestra, que para eso estamos especialmente organizados.
Los partidos políticos, sus militantes y simpatizantes, andan muy moviditos preparando las elecciones del año por venir. Lo primero que tendrían que pensar es en esta situación nada amable, lo que les exigiría una reflexión y propuesta para enfrentar el caos criminógeno.
Ora que si nos van a ofrecer candidatos inútiles o francamente enchufados, mejor paso.