¿Realmente les importamos a las élites gobernantes?
Por todos lados se demuestra que no escuchan, que se alejan, que se fugan de los problemas que aquejan a los habitantes que están viéndoles con hartazgo.
El movimiento estudiantil universitario puso en evidencia la separación élite-población al obligar a gobernador, rector, presidentes municipales y, con remilgo, al fiscal a salir de sus esferas para bajar a ras de suelo y escuchar el alarido de ya basta con la violencia.
Tuvieron que publicar un convenio donde se asumen partes obligadas “a erradicar la violencia ejercida contra las y los alumnos”. Enuncian “acciones” y “compromisos” comunes que deberán verificarse puntualmente. Pero, listos que son, la última cláusula, la décima primera se puso como ruta de su evacuación para fugarse, una vez más: “DÉCIMA PRIMERA. RESPONSABILIDAD CIVIL Y ADMINISTRATIVA. LAS PARTES (gobierno del estado, fiscalía, municipio y UG) estarán exentas de toda responsabilidad en caso de retraso o incumplimiento total o parcial de este convenio, cuando el retraso o incumplimiento se deba por causa mayor o caso fortuito”.
Y como todo mundo debe entender, las cosas del gobierno son muchas y atosigantes, “causa mayor” y muy “fortuitas” de tal suerte que si se dejan de cumplir los “acuerdos”, puede invocarse esta salida para justificar la inacción o el no funcionamiento de sus “acciones”. Puede ser que, una vez más, sean omisos (la burra no era arisca…); sin embargo, la violencia ha demostrado estos días, desde la firma y publicación del convenio, que no cesa, no para mientes en su escalada y que no se abate con buenas intenciones declaradas y publicadas.