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domingo, abril 20, 2025

Granizos al comal

Como a medio mundo le valen una pura y dos con sal las leyes, ya saltan por doquier quienes aspiran a ser algo en las próximas elecciones, esas que juegan veinte mil cargos por todo el país.

Les podemos ver dándoselas de samaritanos, repartiendo conmiseraciones y alabanzas a los santos y al meritito Dios; llevan sillas de ruedas hasta la cama del desvalido, recogen demandas de ayuda y sacan la promesa pronta; cargan sus camionetones con utensilios para regalar como reyes magos allí “donde han sido olvidados por los gobiernos”.

Sus sonrisas y sus caras compunjidas se turnan para que los filtros distingan y subrayen sus expresiones. Viejitas y niños son los preferidos para abrazar y tutear: es tiempo de ser igualados.

Las redes sociales están inundándose de sus presencias: bailan, discurren, alaban, ríen y lloriquean, ensucian zapatos en las tierras que cansan, entran a cuartuchos advirtiéndonos que huele mal, muy mal, que allí no hay servicios ninguno. Cuidan que sus imágenes casi tengan rascahuele para convencernos de la fetidez de la pobreza y el abandono.

Van por las calles repartiéndose pródigamente para ver si les miramos y saludamos; entonces hasta se detienen para saludar a cuanto desconocido los mire siquiera, raudos lanzan la mano para estrechar al prójimo, ese que puede ayudarle con su voto a llegar a ser.

En eso de las elecciones, me parece que todos le hacemos al tío Lolo.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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