“Tomamos decisiones con rumbo”, lanzó eufórico el presidente municipal de Guanajuato en su recuerdo del porvenir.
Gobernar es hacer decisión y comunicarla. ¿Qué quiso comunicar la institución municipal?: el futuro.
En un mañana, la ciudad será global, con indicadores de configuración y bienestar urbanos que harán distinta la vida, con gobiernos apegados a la legalidad con transparencia y honestidad.
Mientras tanto, lo principal del informe es el énfasis en que se recuperaron más de 500 metros de los espacios públicos y bloqueo de vialidades. Las mesas y las sillas, pues.
Aparte de las participaciones federales, el ingreso municipal tiene en el impuesto predial 40% del ingreso para gobernar, más las momias como segunda fuente con 500 mil visitantes.
Eso es todo. Lo demás es asunto del destino. Pero ¿qué piensan en el ayuntamiento que es el futuro?
Apenas si se anuncia la reactivación de la planeación, lo que hace más evidente lo que se ha visto: la vida transcurre sin ton ni son, con las inercias propias de un municipio desordenado.
Quedan comprometidos con la Bufa para proteger la zona de conservación ecológica, nos anuncian mejor transporte como meta, acciones de limpia y recolección de basura eficientes y, desde luego, mejorar la policía. Es todo lo que no hemos podido disfrutar y lo que se nos ofrece con ánimo de providencialidad.
Los presuntos indicadores de ciudad global pondrán a prueba ese reto de futuro; sin embargo, la duda escuece. El informe se redujo a la ciudad de las cañadas ignorando de plano la mayor concentración urbana que ya es la mancha del sur. Ahí está el primer error metodológico para el futuro.
Ejemplo de lo que no se debe hacer es esa pretensión de liberar la subterránea con estacionamiento para 800 vehículos: ya se sabe que cuando haces un cajón pronto se llena y volvemos a saturar todo. Pésimo indicador para el proyecto futurista que ya no podrán alcanzar porque se termina el periodo gubernamental.