El Índice Global de impunidad México 2016 de la Universidad de Las Américas-Puebla nos ha descalzonado: Guanajuato tiene un alto grado de impunidad, es decir, aquí no se castiga al que delinque.
Tal grado de impunidad alta (65.15%) viene de lejos, por ejemplo, del año 2010 al 2013, el índice apenas varió de 8 a 6. Aquí se denuncian y reportan menos delitos que en la mayor parte del país y la mayoría de ellos no alcanzan causas penales debido a que no se les da seguimiento. Eso se comprueba al observar la diferencia muy grande entre las averiguaciones previas iniciales (79,612) y el reporte de causas penales (1,530). Por eso, de quienes son inculpados con causas penales, sólo 140 casos reciben una sentencia en instancia condenatoria.
Pues la desconfianza tiene bases. Los agraviados no encuentran respuesta en las instancias encargadas de atender sus denuncias. Y es que si bien hay más agencias que en la mayoría de los estados, el personal que labora en ellas y en otras instancias de la seguridad pública es muy bajo, los procesos de los delitos cometidos registrados no se llevan a cabo correctamente y, por lo tanto, cuando llegan a jueces, se dictan muy pocas sentencias. Tenemos ineficiencias evidentes: la del proceso y, en particular, la de los actores institucionales. Para reportar un robo, para que se investigue, para que se le dé seguimiento, todo eso es un calvario…tortura incluida para sacar “culpables”.
Ya viene un informe de gobierno más. Previsiblemente no habrá algo así como autocrítica; sin embargo, como el Índice sentencia: “la impunidad es una variable que es origen y destino de otros problemas nacionales como la inseguridad, violencia, corrupción, desarrollo económico e inclusive de la desigualdad social… por eso es crítico entender las causas que motivan la impunidad en cada entidad federativa de la república”.