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domingo, abril 27, 2025

Guanajuato miserable

Uno de estos santos días, los gobernantes panistas y los charros del sindicalismo priista se enzarzaron en una discusión mezquina: que si Guanajuato tenía o no una alta rotación de empleados debido a los míseros salarios. Como es historia nauseabunda, se arreglaron y calláronse todos.

Ah, pero la terca realidad cruje. La economía crece (hay que seguir el fetiche a como dé lugar), y, por eso, se acumulan empleos formales. Así dicho, se andan presumiendo “logros”. La neta es que la informalidad es mayor a los cautivos y la productividad por hora trabajada es de baja calidad. Ni los trabajadores contratados ni los que se las arreglan por su cuenta y riesgo logran salir de pobres.

Los salarios desiguales por trabajo igual son la mísera discriminación entre las empresas que se han asentado por acá. Un trabajador japonés, por ejemplo, gana de salario promedio unos 70 mil pesos mensuales; el guanajuatense, unos 6 mil.

Por supuesto que con esa miseria los trabajadores de las armadoras le dan la vuelta a la vuelta. Pero el origen de esta condición desgraciada está en las “ventajas comparativas” que gobierno y charros sindicales regalan a los extranjeros: cuando un trabajador es reclutado, ya tiene contrato, sindicato y, por supuesto, líderes, aunque nada sepa de todo ello.

El gobierno puede llenarse la boca de presuntuosidades en torno al “crecimiento”, pero nomás le rasca uno y enseñan el cobre. Los extranjeros a los que les regalaron todo debieran considerar que la baratura y el empobrecimiento creciente no es un entorno favorable para su expansión. Otra vez: Detroit es la advertencia…

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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