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viernes, marzo 29, 2024

Indulgencias leoninas

 

Un buen día del verano pasado, en la hacienda Jesús María del Mineral de La Luz, se reunieron los poderes eclesiástico, económico y político.

Convocados los dueños del dinero que pueden pagarse la remisión ante Dios de sus pecados -por mediación de la Iglesia-, junto al gobernador Oliva y el nuncio Pierre recibieron a dos altos enviados de El Vaticano. Todos a una a ponerse con la logística y  los gastos de la eventual visita del Papa de Roma. Estos días han recibido el adelanto de sus afanes: se ha anunciado que Ratzinger vendrá a sus terrenos.

Las consideraciones son fáciles de entender: gastarán un buen dinero privado y público en beneficio de sus respectivos intereses. Esos van desde los electorales hasta los puramente religiosos, pasando, of course, por los económicos. Los ojos del mundo católico puestos en León son un apetitoso manjar. Miles de asistentes al acto que se organiza también son contantes y sonantes.

El prestigio es ventajoso para todas las partes: los empresarios para sus negocios e influencias, los políticos para la etapa electoral tan necesitada de anclas y los religiosos para hacer sentir su peso en la vida terrenal.

Ese día veraniego del paraíso turístico que Oliva se ha inventado ha de tener una especial significación en su fuero interno: puede ir por el mundo político, empresarial y religioso presumiendo que él pudo operar una visita papal, joya anhelada como ninguna otra en su mundo catolitizado.

Ora bien, ¿por qué se han de sufragar los gastos de una iglesia con el dinero público que debería ser más laico cual ninguno? En Guanajuato sabemos la respuesta: porque aquí se hace lo que se quiere sin rendirle cuantas a nadie. Así que a comprar la indulgencia olivista, que todos pagaremos.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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