Recuerdos del porvenir: Con un ¡Ya!, Vicente Fox llamó a los suyos, a los prójimos y a los útiles a sacar al PRI de Los Pinos al comenzar el siglo. Logró 15,989,636 votos (el 42.52%) para la alianza electoral del PAN-Verde. Por fin la alternancia, aunque él resultara beneficiado.
En Guanajuato, el foxismo creció ilusionado hasta regalarle 1,128,780 (60.77%) de la votación estatal. Tan solo León le obsequió 123,761 (71.18% de su cuota). Era el clímax inimaginable: uno de acá empujaba a la dictablanda priista al basurero de la historia.
Regreso al futuro: Con el paro de que ya no hay autoritarismo, el mismo Fox llama hoy a los suyos, a los prójimos y a los útiles a meter al PRI a Los Pinos, doce años después. ¿De aquéllos casi 26 millones de electores cuántos aún le harán caso? ¿Los guanajuatenses acudirán raudos a su influjo? ¿Los leoneses se le rendirán a ciegas?
Vade Retro: Nunca los suyos lo fueron, nunca los prójimos cercanos y siempre los útiles, inútiles. No bien llegó, todo fue vino y rosas, ausencia y negligencia. Que le pregunten a Calderón y al Chapo. Que su esposa y familia testifiquen con su tren de vida, que se relean crónicas e historias sexenales. Que se voltee alrededor para verificar las ofertas del espectáculo en foxilandia. Con esa autoridad llama a la restauración priista.
Lección aprendida: Miserablemente, Fox nunca respetó a nadie. Nunca ha tenido convicción política democrática, por eso nunca respetó aquellos votos. Él mismo sepulta a la mala el único mérito que no le correspondía: la alternancia con alternancia muere.
