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viernes, abril 19, 2024

La cargada

 

El PRI, presumió su único candidato, es parte central en la construcción del siglo XX, recargándole que “hoy nuestra misión es contribuir a la grandeza del México del siglo XXI”. Y si algo distingue a esa historia, eso es La Cargada: todos a una con el bueno, por los siglos…

Esa cultura priista tiene que ver con el respaldo de los sectores y las organizaciones afiliadas, con su estructura territorial y todos los comités directivos estatales, dado que la convocatoria respectiva los limita a todos a dar su apoyo a un solo participante al mismo tiempo; la firma de todas las fracciones del partido son necesarias para el registro del aspirante. Y de nadie más.

El control absoluto del proceso designatorio abre las compuertas al tsunami que todo arrasa a su paso. Eso explica por qué el senador que quería ir mejor se hizo a un lado y se subió a una lomita a ver pasar la estampida que lo iba a apachurrar si no se quitaba. Y en esas no hay mesa de negociación ninguna.

La máxima imperativa de tal cultura es que el poder no se comparte. Ese es el sustento del bloqueo a la democracia mexicana que no podemos traspasar.

Y no sólo no trasponemos los muros autoritarios sino que los reproducimos. Aquí tenemos al panismo guanajuatense como prueba fehaciente. Todo el control sucesorio está garantizado desde el poder y todos los aparatos se ponen a las órdenes del mando. Candidato hay y háganle como quieran. La cargada arrolla todo, incluído al médico que pensaba que podría navegarla.

Y sí, en pleno siglo XXI, la cargada viene recargada.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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