La noche de los oxxos
“Hubo orden directa de golpear Guanajuato”, reconocen oficialmente aquí. Y sí, se trató de un manotazo para reiterar: “Guanajuato tiene dueño”.
El pasmo, el temor y el miedo cundieron por todas las vías como nunca habíamos visto. Ya luego, muy tarde y de malas, los gobiernos hicieron videítos para decirnos que “la gobernabilidad se restableció de inmediato”.
Si de “gobernabilidad” se trata, resulta que esa misma tarde estaban reunidos los gobernadores que han tenido bajo su control al estado de Guanajuato, incluido uno de ellos que llegó a ser presidente de México. No es que sean muy cuates como para echarse una caguama juntos; están viendo cómo reiterar ese control que les fue concedido desde el salinismo. Ellos han tenido a este territorio en exclusiva: nadie se mete con ellos, ni los gobiernos federales ni sus dirigencias partidarias. El PAN de Guanajuato es soberano. Hasta ahora.
Al panismo guanajuatense no le compite ninguna fuerza política legal. La verdadera serpiente es la que se incubó a sus ojos vistas. Todos esos gobernadores autónomos que han tenido a Guanajuato treinta años bajo su férula bien que saben por qué y cuándo se establecieron las “empresas” que ahora les disputan el territorio y muchas de sus facultades.
Los gobiernos federales siempre les dieron viada para hacer y deshacer. Que el actual les ande dando con la cuarta, es sólo un incidente: el amontonamiento de oportunismos que es el morena de por acá no es peligro para perder el poder. Y lo sabemos todos. El problema es cómo hacerle con los que les diputan la soberanía armados hasta los dientes. Aunque lo nieguen.
