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martes, abril 23, 2024

La piñata

Esos que dicen pelear por el poder para beneficiar a los demás, en realidad se benefician solo ellos.

Hacen de todo para llegar a los cargos que significan decisiones. Deciden quién sí y quién no. Usan las facultades que el cargo conlleva para definir permisos, concesiones, licencias, aprovechamientos y un sin fin de atribuciones.

El problema es que de inmediato se sirven con la cuchara grande. Tienen que pagar a sus patrocinadores; enseguida, hacen las cuentas de cuánto y qué les toca; ya luego, compadres, amigos y compinches verán la suya. Desde el principio se les nota el cambio: vehículos nuevos y ostentosos, residencias en lugares mejores que las de su origen, cuentas bancarias engordadas y multiplicadas, inversiones en lo que mejor les deja, familias ostensiblemente “mejoradas”, segundos o tercero frentes sin pudores. Todo se puede cuando tienes poder.

Si tengo un compadre diputado de mi partido, no hay licencia o permiso que se le niegue, así sea en la sierra, como Cucursola. Si tengo regidores rejegos, un terrenito liberado de una obra es bueno. Si se requiere hacer una carretera, pues los terrenos adyacentes los adquiero por mí o por interpósita persona. Si logro hacerme socio de una constructora, ya la hice. No hay nada mejor en el gobierno que la obra pública. Allí se va el grueso del presupuesto y de allí se obtienen mejores mochadas.

Si uno hiciera la historia económica de cada regidor, síndico o presidente municipal y viéramos su transformación, veríamos que se arrojaron como niños por los regalos que ofrecen las piñatas en cada ocasión. Y se sabe, la piñata tiene caca…

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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