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sábado, abril 27, 2024

La violencia más dañina

El rapero Dux Yocki de Cuévano escribió esta cruel viñeta: Bajo ese techo donde pelea ningún día descansa,/creció un niño entre golpes y ahí nadie lo abraza./Y él se pregunta ¿qué demonios es lo que pasa?/Pues mi barrio peligroso es más seguro que mi casa.

Pues con la ayuda del Latinobarómetro de este año (Banco de datos en línea: www.latinobarometro.org) podemos ver cómo la violencia en casa es la que más daño causa a los países y su desarrollo.

Contra el lugar común convenenciero, la forma de violencia más dañina para el desarrollo del país no es la que se enfrenta a la delincuencia en las calles, sino la violencia intrafamiliar en casa, el espacio de convivencia privada, el de la tradición.

Aunque duela, es menester transparentar los “trapos sucios” que revelan problemas de larga data, con escasa política pública, en un mundo dominado por varones.

La declaración de violencia más dañina y más frecuente constituye un mapa de la violencia percibida en la región, manifestándose el peso de la violencia como estilo de vida, que abarca muchos segmentos de la sociedad y a todo tipo de ciudadanos, con nuevas formas de violencia que se han vuelto masivas, como el bullying y la violencia verbal tan evidentes.

Es el otro lado de la medalla del autoritarismo político, el autoritarismo social.

El autoritarismo social es el que está embebido en la cultura y rige actitudes y comportamientos de las personas en la vida cotidiana; en suma, son las costumbres, los hábitos.

Que el gobernador de Guanajuato insista en dar nalgadas no debe extrañar, es hijo de la iglesia autoritaria.

Y la historia nos deja ver nuestro espejo: la cultura latinoamericana está basada en el orden piramidal jerárquico de la religión católica, que desde la llegada de los conquistadores, durante siglos, ha sido dominante. Aunque recientemente, en el último siglo, comienzan a surgir otras religiones que empujan por ser dominantes en varios países, son, también, -la mayoría de ellas- pertenecientes a la matriz cristiana. Este orden valórico influye en la forma como se observa el mundo.

La Iglesia Católica tiene, en efecto, “mano dura”. En su cultura se encuentran el castigo, el pecado y el perdón, con reglas intransigentes, amén de un orden vertical cuyos mandos son inexcusables.

Pues esta rigidez está pasando la cuenta a la democracia, que se enfrenta con verdaderas muros culturales: gobernantes que dan mano dura y no misericordia, sociedad que prefiere el característico orden autoritario a la libertad, y niños, mujeres y ancianos agredidos en sus ámbitos privados impiden el gobierno del pueblo y para el pueblo.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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