De que dan resultados, eso que ni qué. Las administraciones públicas se ufanan y afanan en demostrar con rollos que hacen muy bien todo, que las maravillas vienen en retablo. Como el caso de Guanajuato capital.
Ya se tienen que ir (¡gracias, oh dioses!) los ayuntados actuales, esos que parieron a Nicéforo Guerrero en una alianza contra natura del priismo-perredismo. El tal experimento fue un rotundo fracaso: ni gobierno ni “nueva cultura” ni izquierda revitalizada; en cambio, otra vez el priismo más monetarizado y todos los déficits inimaginables.
El desgobierno indecente que nos recetaron sucedió a otra calamidad encabezada por el panismo advenedizo; ahora viene la variante del priismo de obra pública y grandes “satisfacciones” para sí mismos. ¡Ay, nanita! ya no queremos queso, estando en la ratonera.
Hace tiempo que la ciudad tiene que vérselas con su “dignificación” destructora de la autenticidad originaria, a cuyos adalides solo les alcanza la tatema para imaginar maquetas de rico nuevo, con todo y su mal gusto anacado; ya hace rato que los desgobernantes anhelan desaparecer a la vieja ciudad minera para inventarse otra, más nice y rete bonita, nuevecita, por eso dejan caer el adobe y la piedra para colocar bloques encementados, amén del famoso pórfido pérfido, todo lo cual les deja altas ganancias.
Ah, pero eso no basta. Si dieron una concesión para la limpieza, nada de nada; si una central de abastos (con terreno incluido) también nada de nada; bueno, que si las momias fueron entregadas en una oscura tranza a un vivales y nadie, absolutamente nadie de las administraciones sabe nada de nada. Aunque todos esos business los hayan hecho los mismos que se están reciclando, ora como regidores, ora como directores, ora otra vez de lo que sea… pero que deje.
Ya que traen a la transparencia junto con la rendición de cuentas como modita a modo, ¿no podrían siquiera explicarnos qué tranza con el tráfico de cadáveres?
