La “justicia” guanajuatense lleva ya el nombre de Ludwin.
Más de un año ha durado el caso que desnuda completamente a la impunidad.
Desaparece primero y sus allegados le buscan. Hasta que un mes después se les pide que vean en la morgue si se corresponde. Se informa que se le encontró tirado muy lejos. Se detiene a dos presuntos culpables. Y, al cabo del año, una jueza declara que las pruebas aportadas en la carpeta de investigación por el ministerio público no prueban nada.
¿Por qué la investigación anual no pudo aportar elementos? ¿Los imputados inicialmente culpables no lo son? ¿Cuáles son los criterios de la juzgadora? Nada, no sabemos nada porque ninguna autoridad informa nada.
La víctima no obtiene justicia legal. Los presuntos culpables han tenido que estar encerrados y acusados. Las familias de todos han padecido de todo. Y quienes procuran e imparten justicia, como Pilatos.
Ha sucedido lo peor y nadie es culpable. Se ha victimizado y revictimizado a mucha gente y nadie responde oficialmente.
La “justicia” guanajuatense solo produce víctimas. En sus ostentosas oficinas y en sus repetidas reuniones sus imágenes son de quienes viven sin remordimientos. Gozan de toda prestación vía el erario y tienen y mantienen residencias y bienes que les significan. No hay casos investigados profesionalmente y los que llegan al juzgador son los menos y deficientes.
Guanajuato es la víctima consecuente de la violación de las leyes, por las acciones y omisiones de quienes ya hace tiempo abusan del poder.
