Lo sabíamos. El gobierno municipal de Guanajuato se pensó para que sus miembros prosperaran aún más.
El dominio partidario, el clientelismo, el espectáculo continuo y el alquiler de la ciudad propician que un grupo ya enquistado en las oficinas haga y deshaga a conveniencia.
No tienen ninguna amarra, andan con la rienda suelta, cabalgan en caballo de hacienda. Su partido hace rato que les donó el coto de caza que disfrutan ostensiblemente. Ningún control político, económico o reglamentario hay para su libre actuar.
Recurren a las viejísimas prácticas de cooptación de interesados en no hacer olas para jugar al ganar-ganar. Fueron por los antiguos sectarios y los hicieron suyos, ofrecen canonjías a los dueños de negocios interesados, seducen a los ayuntantes con viajes y obsequios variados: permisos, terrenos, ayudas en especie, dinero…
Al grito de somos turísticos, promueven toda clase de vendimias en los escenarios múltiples, por eso se van a cuanta coartada existe por el mundo, ¡y van todos! No importan los costos derrochados, sale más barato mantener a la banda que perder en los negocios. Recuerde que en política lo que cuesta dinero es barato.
Una tras otra de las ocurrencias y medidas en su favor nos traerán mareados hasta que el panismo se vaya y lleguen otros, los peores, que ya vieron cómo se prospera en los cargos públicos.
