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sábado, abril 26, 2025

Márquez, dinero llama a dinero

Me pregunté hace unos días viendo al gobernador de Guanajuato en su liturgia de alabanzas anual, ¿pos cuánto nos costó este sexenio si andamos del nabo? Y sumé seis presupuestos anuales (muy legales): ¡404 mil, 833 millones, 653 mil, 221 pesos!

Si todavía tenemos que agregar el excedente que año con año se incrementa discrecionalmente, las cifras se disparan sin control; tan solo el año pasado -2017- el gasto adicional fue del 7% (4 mil 512 millones de pesos), destacándose, por supuesto, la “comunicación social” (artilugio que promueve la sonrisa gubernamental): 98% más de lo “programado”. La oscuridad arbitraria para “presupuestar” y gastar viene de lejos, pero en esta administración se ha hecho gala de escondrijos. Un ejercicio de información del gasto nos da cuenta que nomás dan información contable a modo, algo de la presupuestal de oficio y nada de la programática, es decir, se cumplen a medias los requisitos oficiales de la fiscalización pero nunca se apegó a lo que se prometió vía programas: se gastó en lo que el señor decidió. De ahí el poder de la nómina para dar o quitar candidaturas, incluido el sucesor.

La perversión de la alternancia ha quedado de manifiesta con el panismo gobernante en esta tierra desde hace poco más del cuarto de siglo. Jamás ningún priista tuvo tanta lana como el pangobierno. Es que en este tiempo las transferencias federales han aumentado significativamente a miles de millones de pesos, sueño imposible para los pobretones de Aguilar y Maya o Torres Landa que gastaron y endeudaron al estado ostensiblemente. El hombre, pues, no ha de ser de dichos sino de hechos: Miguel Márquez demostró que el jineteo de las instituciones de origen priista deja más que la alternancia democrática.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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