Mientras la locura patriarcal pelea la patria encarnada, en cada región matrial las tragedias se suceden un día sí y otro también.
Cualquier medio de comunicación trae las notas de que aquí, allá y acullá unos tales por cuales hicieron de las suyas impunemente. Cada territorio es su territorio. No hay Estado que les ponga el alto.
Hasta en lugares donde el respeto dizque tiene tradición, se abalanzaron sobre cooperativistas para llevárselos a la mala. Y, como siempre, ninguna “autoridad” oficial da información. Así crece el huevo de la serpiente de la especulación que causa terror.
Este país nuestro siempre ha tenido en las guerritas impresas sus líos políticos. Todo pronunciado ha tenido su periódico; todos cuentan con sus medios para difundir sus “ideas” y proclamas. En nuestra historia eso ha precedido a las guerras intestinas. La división nos ha causado más muertos y daños que cualquiera de las intervenciones de los extraños enemigos. Hoy andamos peor.
Mientras la élite política desgarra vestiduras e investiduras, nuestra tierra es coto de caza criminal expandiéndose. Los gobernantes financian sus campañitas mediáticas metiéndole más ganas y dineros públicos que atendiendo lo mero principal: la paz segura para todos.
La propaganda suple a la información. Por eso, la ignorancia es reina. Unos viven en un mundo inventado por y para ellos; los demás, la inmensa mayoría, a rascarse con uñas propias y haciéndole como podemos. Este país no aprende historia por su gana de vivir en el orititita mismo.
