Los del gobierno del estado de Guanajuato no saben ni administrar.
Ya llevan tres años en compañía –es un decir- del presidente moreno y no han sido para prevenir con algo de talento lo que les sucede.
Con el pretexto de recortes y retenciones presupuestales, la han emprendido contra los más débiles del aparato. A machetazo mochan plazas para dizque ahorrarse unos millonsejos sin tocarse los de arriba que lo decidieron ni a los fieles afiliados al partido que cuentan con padrino influyente. Ya se sabe: el hilo siempre se rompe por lo más delgado.
Tres años de “gobierno” para esperar el resultado electoral de medio tiempo y, entonces sí, mocharse las ramas. No importa si los ahora corridos votaron por la permanencia del control total en las instituciones; ya no importan: voten y se largan. ¿Volverán a votar los corridos junto con sus cercanos otra vez por los que los corrieron?
Tres años en que ningún atisbo ni señal de innovación se les ha visto como para evitar las drásticas e injustas medidas administrativas. Su discurso ese de la mentefactura como avant garde de la vida es una engañifa vil. Ni son innovadores ni le piensan antes de accionar. Es más, no resuelven nada: allí están las inundaciones sin ayudas, también las corruptelas de cuates y, ya ni se diga la violencia impune que desangra sin fin a nuestro territorio.
El gobierno del estado de Guanajuato no sirve ni para sí mismo. Se cercena partes sin decoro ni explicación razonable, sólo dice que es para ahorrarse una lana, lana que derrocha su cúpula en purititas…
