El nuevo comienzo nomás no la hace.
Mire usted que convocar al mujerío guanajuatense para darle una tarjeta con una
lanita y algún servicio más, implicaba saber de qué se estaba tratando.
Como si no supieran que las mujeres son la mayoría entre nosotros, no fueron
capaces de organizar la política pública que pretenden insignia del gobierno de la
gente femenina. Como se trata del pobrerío necesitado de todo y bajo intenciones
de clientela electoral, las niñas bien que ocupan los cargos no pueden entender la
magnitud del problema.
Las humillaron llamándolas a amontonarse desde deshoras para que les salieran
con que ya no había nada para la muchedumbre desvelada, asoleada, con sus
niños y sin comer ni beber ni ir a resolver sus necesidades. El enojo, si no es que la
ira, salió con razón.
Este capítulo nos enseña a las claras que ni siquiera pueden con sus propias
ocurrencias, cuantimás con los verdaderos problemas de Guanajuato. Así no podrán
con la criminalidad, menos con la pobreza y las desigualdades. Su desconexión de
las realidades no pueden maquillarse con posteos de gente bonita sonriendo y
bailando para sus fans.