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domingo, abril 28, 2024

No fui guerrillero

Qué de extraño tiene que cada pro tenga su contra si cada tiempo contiene sus costumbres. Así, cuando alguien se muere se agitan las memorias.

El siglo veinte comenzó con revoluciones y terminó con ellas. Ahora no hay guerrilla que valga contra el consumismo universalizado. Hoy nadie es sus cabales se piensa encaramado en un monte para derribar al capitalismo. Hoy es el tiempo del lobo solitario urbano.

Pero en la mitad del pasado siglo, los influjos seductores arrobaron a miles que levantaron banderas antiimperialistas y elogiaron las tácticas guerrilleras. Entonces era menester tomar partido: a favor o en contra de tal o cual revolución con todo y sus líderes carismáticos que acrecentaban sus mitos.

Los jóvenes mexicanos teníamos dos opciones, básicamente: emular la guerrilla o participar en política legal. Muchos tomaron el camino armado y muchos más emprendimos la larga marcha de construir política abierta. En esos caminos, ya se han muerto más de los que uno hubiera deseado.

Ni el guerrillerismo tuvo éxito ni la política ha logrado mejores rendimientos todavía. Unos fueron extinguidos y otros hemos remitido ante reglas que nos superan. Las armas querían ser el método rápido de acabar con la opresión; sin embargo, en su misma lógica anidó la contraparte y los armados sucumbieron pronto que tarde. Algunos de sus sobrevivientes emigraron al otro medio, a la política y aún alcanzaron cargos.

Largo andar en la vida que demuestra la fragilidad del ser uno con su circunstancia. En lontananza, en la historia nos construimos como anécdotas que se quieren trascendentes en su momento, y ya luego se olvidan o ignoran. ¿Acaso hay quienes hoy recapaciten en los guerrilleros mexicanos que abrazaron el camino armado? Sí, hay quién, pero ni en cuenta ya.

Iconoclasta que soy, ni creí en los guías revolucionarios ni hice turismo a los sitios cuasisagrados del revolucionarismo: no vestí verde olivo ni traje al Che en los calzones.

Como no creo en el pecado con su absolución, tampoco creo que historia alguna absuelva a nadie. Somos lo que nuestro tiempo pudo darnos, qué más.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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