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viernes, mayo 2, 2025

País estragado

Otra vez y otra y otra, México queda asolado, devastado.

Lo fácil es echarle la culpa a la naturaleza; lo difícil es asumir nuestra naturaleza.

Que somos una historia de corrupción, lo somos; que andamos por el mundo viciados, andamos. Percepciones, mediciones y afirmaciones no esperan nada para ser demostradas fehacientemente. Hasta el dudoso lujo nos damos al afirmar, orondos y lirondos, que somos un fenómeno cultural en eso de corrompernos.

Si estamos viendo cómo se forma un huracán y lo seguimos en su trayectoria, no importa. Ya después del desgraciado, a reaccionar a ver cómo: sin previsiones ni provisiones, y una vez más, a manipular la “hermandad” para llevar lo que desde antes debía estar. El funcionariado, ¡ah, el funcionariado!, todos a una trasladados al lugar desastrado para dar discursos y aparecer a cuadro harto circunspectos.

Si se trata de moverle a México, los fácticos también le entran bien y bonito. He ahí que el señor que explota minas, mineros y recursos naturales viciándolos, le entra al juego de la televisión (de la que ya formaba parte vía Televisa, of course) y comete deslealtad pervertida. Y ahí sí, Televisa no deja pasar ninguna alteración, que para eso es preponderante (monopolio, como se decía antes).

Y que si el criminal favorito nuevamente aparece en video trazando estrategias mediáticas, otra vez a dolerse por la filtración y a ocultar y negar lo que en esa mesa se involucra: lo oscurito emergiendo a la luz del espectáculo.

Ya se anuncian medidas legales y políticas anticorrupción. Nueva ley y más discursos de la vieja cultura en un país cuya divisa es simple: Hágase ley pero no se cumpla, que para eso hay policías de Silao.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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