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sábado, abril 27, 2024

Panismo cuarterón

Cuando observo al panismo guanajuatense, me acuerdo invariablemente de la película Los diez mandamientos de Cecil B. DeMIlle, en particular la escena cuando baja Moisés con las tablas de la fe y se encuentra con que los suyos se cebaban en la adoración del becerro de oro.

Veinticinco años son tantos como para que la generación nacida en 1991 sea adulta y con certeza de vida. Pero esos años no han sido para que Guanajuato sea proyecto maduro y cierto.

La entidad ha visto prolongarse el sistema de cuna priista de gobernarla: sucesivos gobernadores como jefes de todos los poderes e instituciones públicas, un partido hegemónico, un electorado visto como clientela y el uso del aparato oficial con todos sus recursos para mantener las sucesiones políticas a modo.

Ese sistema hace que toda la lucha por alcanzar las posiciones se resuelva dentro del partido hegemónico, como siempre, porque cuando se abren las elecciones constitucionales, los débiles opositores patalean sabedores de que perderán ante el oficialismo.

Un cuarto de siglo blanquiazul ha de sumarse a las décadas de la hegemonía priista en donde no ha importado el proyecto sino la administración de las expectativas clientelares; y si proyecto era la sociedad ordenada y generosa, no puede confundirse con la supremacía de un solo partido, lo que de suyo contradice generosidad alguna. Y si a los resultados nos atenemos, baste ver cómo la entidad simplemente se ha llenado de cemento y de vehículos, que la riqueza abre zanjas divisorias a ojos vistas y que somos parte de una sociedad escolarizada pero fracasada por no saber leer ni escribir. Y, lo peor para los azules, sin valores más que los del becerro…

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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