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lunes, abril 21, 2025

Papá gobierno

Escribió el poeta que los mexicanos somos hijos de la chingada por el padre machín. Por eso es al hombre al que se le fincan responsabilidades mayores en la atención de la prole. Todo se espera de su benevolencia: casa, vestido y sustento.

Los mexicanos nos hemos dado en la madre una y otra vez para dotarnos del padre poderoso. La independencia fue para liberarnos del oprobio lejano; el siglo diecinueve no supimos ni por dónde hasta que llegó don Porfirio el mandón; en el veinte, la revolución llamó a los generalotes para repartirse el mando y el priismo nos dio padre todopoderoso de sexenio en sexenio. Al acercarse el siglo veintiuno, nos descubrimos disfuncionales: los padres arriba y los demás esperando sus dádivas.

Los partidos políticos simplemente reprodujeron del esquema paternal: ellos mandan y nosotros esperamos su benevolencia.

Cuando uno se pone exigente con un gobierno, no faltan quienes reclaman el por qué. Bueno, porque todo lo han ofrecido. Nuestras instituciones, el presidencialismo por sobre todas, no son producto de la sociedad organizando sus necesidades, son, al contrario, producto de quienes mandan: son ellos quienes nos dicen qué sí y qué no necesitamos. La salud pública, la educación, las libertades, las elecciones y todo lo demás de la vida pública se ha decidido desde arriba, desde el poder y nos es otorgado como dádivas que debemos agradecer. Por eso nuestras valoraciones de los señores presidentes o gobernadores, los meros meros.

Un día pensó don Porfirio que los mexicanos estábamos listos para la democracia. El problema es que los mexicanos no pensamos en ella. Seguimos esperando el milagro que siempre llega desde arriba.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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