Con un tino de rico nuevo, los diputados al Congreso de Guanajuato se mudaron a su casa nueva trepada allá en un cerro, aislada de la ciudad de la que abominan, la capital chueca y empobrecida.
Hace ya unos años, una diputada se quejaba amargamente ante sus directivos diputadiles porque tenía que caminar desde el estacionamiento donde dejaba su vehículo recién adquirido hacia la Plaza de la Paz, las incomodidades de un edificio hermosamente antiguo no eran para la generación del mall.
Como epidemia de influenza naca, se expandió el deseo de construir un gran espacio “digno” de los representantes populares y de su séquito de ayudantes, con oficinas amplias donde presumir y recibir, con luces a todo dar y, por supuesto, con amplio estacionamiento para acceder rápido y felices a las instalaciones. No pararon y repararon en montos y costos. Se tardaron otras legislaturas pero no se amilanaron ante el encarecimiento, el proyecto modificado, las tropelías de constructores y los afanes incomprensibles de la naturaleza que dañaron estructuras, pisos, paredes, techos, mobiliario y prestigio de por sí decaído.
Igualadotes que han sido (nos hablan de tú), ahora nos ofrecen ese mamotreto cerril como “nuestra casa”, claro, sin accesibilidad y rejas, con dificultades para ir y venir, con menos ganas de irles a ver como para qué. En un alarde de “planeación”, apenas hace unas semanas exigieron al gobierno capitalino rutas de transporte para que le lleguemos…
Al hermosísimo inmueble de don Louis Long lo cerraron y entregaron sin más para lo que sea. Ricos nuevos que se cambian dejando atrás su historia, y tan tan.
Ahora bien, cuando uno se pregunta bueno, ¿y para qué sirve hoy el Congreso de Guanajuato? Ah, pos para equilibrar el poder; pero si son del mismo partido desde hace años, como lo era el PRI y de equilibrar nada de nada: este es el congreso que no cita a los funcionarios del ejecutivo, ¿para qué? Nada de fastidiar el dictado oficial: en Guanajuato todo marcha como Dios manda. Y punto.
El problemas es que todo eso nos sale carísimo, dinero tirado en un cerro y división de poderes deamentis.