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miércoles, abril 24, 2024

Pobreza electoral

 

La fórmula Fox-Peña se usa, se mejora y se practica: ganar el poder inventándose. Vicente no era nadie, pero lo crecieron un partido, el dinero público de Guanajuato, la lana subterránea y una construcción mediática. Peña sólo era uno más de la burocracia, pero también un partido, el dinero público mexiquense, el subterráneo y los medios lo tienen donde anda. Así se puede hacer crecer a un enano político.

Cuántas gracias se le encontraban al grandote, cuántas ahora se le encuentran al chiquito. Como sea, la cosa es montar el espectáculo. Espectacularmente Fox se hizo con la presidencia; espectacularmente Peña también. Son productos del mercado del espectáculo donde las reglas son eso, reglas, y se usan y hasta se pueden aplicar correcta, solventemente. Pero el trasfondo no se ajusta a las reglas de la formalidad procedimental.

Nuestra cultura patrimonialista es clientelar: se acude a los pobladores para usarlos. “Mi gente” asegura cualquier doña o cualquier delegado “está lista, licenciado”. Nomás es cuestión de aceitar la maquinaria de la pobreza: dinero, pues.

Se coacciona a los que algo reciben del padre gobierno; se compra a los que todo necesitan. Ninguno tiene conciencia plena de sus derechos, esos son lujos del capitalismo consumidor. Metidos en el analfabetismo generalizado y en el político en especial, los pobladores son números en cada sección para acarrear al mitin y a la casilla. Y como todos los partidos lo hacen, pues está legitimado.

El ganador dice: Yo ya. El perdedor, acusa, y debe probar. Los plazos se acaban y, “haiga sido como haiga sido…” la historia continúa. Un nuevo enano crecido a golpe de dinero y el pobrerío sin derechos humanos respetados.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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