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viernes, abril 26, 2024

Privilegios

Al ver cómo las buscadoras de los suyos cavan la tierra para ver si allí están; al saber que ninguna “autoridad” se afana para auxiliarles, sino que, al contrario, hasta se esconden y se molestan porque les ponen en evidencia de inutilidad, insensibilidad y hacedores de la impunidad; al ver eso, no queda duda de que vivimos en tierra de excluidos.

Se zafan los gobernantes de las responsabilidades que adquieren con los cargos que tanto pelean; por tanto, a ellos no les aplican las leyes porque tienen fuero, la exención de hecho para cumplir la ley que, perjuros, juran cumplir.

Los criminales que desaparecen a los guanajuatenses cuentan con que esas “autoridades” no les aplicarán ley alguna.

Los diputados no sirven más que para inventarse más y más leyes duras que solo pueden aplicarse a los pobres diablos que no tienen dinero para excluirse de la ley.

Las víctimas del crimen suplican ayuda y encuentran las puertas, los oídos y las bocas cerradas. No hay ley que obligue a nadie a ayudarles. Cuando mucho, se simulan discursos y se recortan recursos.

Los que no han tenido que sufrir una desaparición o un atentado a su vida o bienes, prefieren ver de lejos las cosas, como una nota informativa que se apaga con el día. No es cosa suya.

Por todo, vivimos en un territorio y entre una sociedad que toleran esa separación: la ley es para unos y no para otros; la clave está en ser poderoso e influyente para quedar exento de la aplicación legal. Y sí, privilegio es privarse de la ley, privatizar la ley: que se aplique a los demás y no a mí, que para eso pago.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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