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martes, abril 29, 2025

¿Qué bolá?

El equivalente a nuestro quiúboles o el simple qué hay, en su giro habanero, ha sido usado por Obama en su viaje a Cuba: ¿qué bolá, Cuba?

¿Qué hay en la isla, después de medio siglo? Para empezar, su leyenda viviente. Aún persisten los ánimos suscitados por la revolución cubana, esa que marcó a generaciones que vieron modelo para el anticolonialismo y el antimperialismo.

Sí, aún están los hermanos Castro en el poder, junto al partido único; también perviven su vejestorios reanimados a fuer de ingenio; por supuesto que existe el “turismo revolucionario” que desea ir como si a La Meca fuere.

Pero ahora un presidente negro se mete a La Habana en medio de la lluvia para terminar con el rescoldo de la guerra fría, justo en el tiempo en que las guerras calientes sacuden, una vez más, la tierra.

El imperio cede a retortijones ante la evidencia de una isla indomable. Lo que en Cuba hay, ha dicho Obama, es asunto de los cubanos: no más intervenciones de nadie en la isla. Y sí, si los cubanos quieren algo más que el paisaje castrista, tendrán que irle pensando para caminar sus propios senderos.

Cuba ya no era el faro de luz de toda revolución. Desde que el concepto mismo quedó destazado en la inteligencia y en la práctica, derroteros diversos se diseñan para ir y venir por la historia. Sí hay venezolanos, bolivianos, mexicanos y demás latinoamericanos que aún vuelven la mirada hacia el Caribe; sin embargo, lo hacen reverencialmente, como quien ve al abuelo que ya vivió lo suyo.

Los cubanos son una pléyade de colores, sabores, ritmos y aspiraciones que logran lo que desean a golpe de voluntad. Eso ha quedado manifiesto durante medio siglo nuestro; ya lo que vendrá será recibido con un nuevo ¿qué bolá, coño?

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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