Con afanes meramente mercadotécnicos, ya se propagandiza un primer informe de la gobernadora de Guanajuato. ¡Ni medio año en el ejercicio!
Como sea, yo espero con nervios de acero que finalmente explique qué diantres es eso de “nuevo comienzo” y también “gobierno de la gente”. Uno cree que los gobiernos son serios, que sus afanes son genuinos, pero sus dichos y actuaciones siempre nos aterrizan de porrazo. Es el caso. Caravanear por los 46 municipios con el aparato burocrático moviéndose para “llevar” cosas a la gente es un ejercicio inútil, derrochador y ocurrencial que, en el mejor de los casos, se terminará al visitar a esos 46. ¿Y luego?
Partamos de lo incontrovertible: comunicar es gobernar. Todo acto de gobierno comunica, aunque no usen palabras. El problema es que la palabrería utilizada hasta ahora no dice más que lugares comunes, frases hechas y deseos buena onda. Cosa de observar todo posteo en redes, toda declaración banquetera y cuanta aparición tienen la gobernadora y sus empleados.
Pongamos ejemplos. La secretaria de Cultura ni siquiera es de por acá, no sabe decir más que “llevar la cultura a los municipios” , como gracia y maná derramada desde arriba y como si en los territorios nada hubiera. Otro: la del nuevo comienzo comenzó mal y de malas el encargo clientelar de hacerse de las mujeres comprándolas. Y otro dislate, ¿derechos humanos en el gabinete? Yo pensaría que esa es una convicción que atraviesa a todo el equipo y permeable en cuanta política pública se trace. La Fiscalía es una gata revolcada. El famoso Confía hace desconfiar a medio mundo, visto lo visto. Si usted tiene paciencia y aplica su criterio a cada expresión que el funcionariado está emitiendo, la confusión de la realidad resulta evidente.
Sin discurso claro, coherente, encharamuscado, encumbrando las sonrisas fingidas y los brazos amorosos, el gobierno no tiene ni rumbo ni coherencia, Eso pasa cuando la comunicación de los gobiernos no entiende de política ni de administración pública. No somos clientes, somos ciudadanos hartos de la situación en que sobrevivimos.