Un febril extravío recorre los mentideros políticos y los recovecos del activismo lineal de las redes sociales: El afán de quitar a cuanto odioso sea en las fobias cultivadas.
#QuerenunciePeña es la mayor demanda de temporada. Si le quemamos la puerta de palacio nacional, si le embarramos su incultura, si le sacamos la horrísona mansión, si le achacamos de todo hasta porque va o viene, pues que deje el cargo y desaparezca de nuestra vista. ¿Y luego?
#QuerenuncieMancera porque el metro subió, porque un tira disparó en donde no debía e hirió a uno nuestro, que si avienta granaderos en las quemas de vehículos y a los bloqueos de avenidas. ¿Y luego?
#QuerenuncieNarro por cómplice de Mancera y de Peña y de Televisa y del que sea villano. ¿ Y luego?
#QuerenuncieNavarrete porque ganó la dirigencia perredista, porque el perredismo se disuelve, porque lo digo yo que tengo autoridad moral. ¿Y luego?
# … dejo aquí el numeral-gatito, para que se añadan los que sigan, que para demandar renuncias nos las gastamos como pocos.
Pero, ¿y luego? Tendremos que poner a otro presidente, a otro jefe de la ciudad, a otro rector a otro dirigente o, ¿de plano ya no ponemos a nadie? O los demandantes del retiro, de las dimisiones, de la dejada del cargo ¿ya tienen en mente sustitutos?
Un tufo anti política invade el ambiente (como si nos faltaran tóxicos) que pretende erigir a la “sociedad” autogobernada; creéte, Chucha.
Quizás, de plano, hay que renunciar al país.
