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miércoles, abril 30, 2025

Res publica

A ojos vistas que a los mexicanos se nos ha hecho bolas el engrudo público.

Nuestro sistema político no satisface, se le prenden luces rojas por doquier, se le descomponen sus partes y pareciera que no hay piezas de recambio. En sus estructuras todo rechina: los gobiernos cada vez son más de pocos, las élites no median, están desgastadas y las organizaciones político-sociales dan tumbos un día sí y otro también.

Ya cualquiera habla de la crisis de las instituciones. Esas formaciones inventadas para resolver cosas generales están deslegitimadas o de plano corroídas. Por eso hace contrasentido evidente decirse revolucionario e institucional.

El siglo veinte quiso ser el de la institucionalización de un régimen estable, legitimo, que posibilitaba la integración y la participación de los diversos grupos bajo la égida del partido omnicomprensivo. Era el régimen del quid pro quo: el régimen otorgaba y exigía lealtades.

Ahora, la contemporaneidad agotó tales posibilidades, sobre todo porque la sociedad se ha modificado profunda y expansivamente. Hoy la legitimación se basa en la exigencia de consensos y en la responsabilidad de los dirigentes. De ahí los gritos y sombrerazos cotidianos a los gobernantes y personeros de las instituciones por su autoritarismo e irresponsabilidades mil.

En la sociedad desigual, el reclamo es nítido: los ciudadanos quieren participar de las instituciones en situación de igualdad, independientemente de su status y bajo el paraguas de un ordenamiento jurídico unitario e igualitario.

Para cambiar ese desastrado sistema se requiere despatrimonializar y despersonalizar a las instituciones, hacer público, pero bien público, lo que ahora está privatizado en malas manos. No más el Señor Poderoso que todo tiene y todo dispensa, y de allí para abajo, en toda la estructura política.

El siglo veintiuno debe ser el que rehaga la república, una organización política que deje de ser una imitación cortesana del poder de unos cuantos envanecidos. Fundemos otras instituciones más abiertas y socialmente útiles. Hagamos, pues, política…

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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