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viernes, marzo 29, 2024

Semos vístimas

Como nunca, andamos con la brújula turulata. No nos mueve ningún dios para conmovernos del dolor ajeno.

Si se trata de quienes desaparecen o los hacen desaparecer dejando solo rastros de ansiedad, pareciera que nomás con publicar sus ausencias en las redes nos llenamos de conmiseración. Pero hasta ahí. Porque sabemos bien que no hay funcionarios que se den a la tarea de buscar paraderos. Así se acumulan miles de ausentes sin noticia cierta de ellos.

Si de la violencia criminal se tratare, la familiarización que se ha hecho de la muerte solo lleva al escándalo de línea roja, así sean masacres reales donde quedan niños, mujeres, ancianos y lo que se mueva en el momento. Y sí, ningún funcionario quiere hablar de eso, simplemente voltea hacia otro lado creyendo que entonces todo desaparece, no existe ni incomoda a su labor gubernamental. Pero los miles de muertos siguen sumándose a nuestra ignominiosa sobrevivencia.

Con la pandemia acelerada, los contagios y fallecimientos también suman miles; pero no hay corazón que se duela de ello, menos si es del oficialismo de cualquier signo, lo que no extraña; lo verdaderamente inconcebible es que la enorme mayoría pasa por las calles como si nada: el virus es cosa de los demás.

Ah, pero no se oiga del raterismo gubernamental, de la riqueza de tal o cual político, de la famosísima corrupción nacional, porque entonces sí todos a una montamos en ira: ¡nos han robado!. Lo que despierta los sentimientos linchadores: ¡a ellos!. Y allí sí terminamos sometidos al espíritu mercantil del daño. Es la economía, estúpido, con su fetiche, el dinero.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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