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martes, abril 22, 2025

Tenemos dueños

Un niño de primaria dibuja su aspiración de ser sicario cuando crezca. Una niña, también en su primaria, cuestiona el por qué nomás se habla de narcos y no de narcas, así como de sicarios y no sicarias. ¿De dónde sacan semejantes ideas? Pos de sus casas y vecindarios, de sus músicas y fiestas que suenan estruendosas al ritmo de los intérpretes de moda.

Películas, series televisivas o en streaming, plataformas musicales y de video, discos y memorias, toda la tecnología reproduce las ideas que ensalzan a la vida aventurera del crimen. Los musiqueros, los actores y actrices, los grupos en gira permanente, la bardas anunciadoras de presentaciones por todo el país, las ferias populares u oficiales y cuanto jolgorio familiar ocurra, la juguetería bélica codiciada por los niños y prohijada por los padres, hasta los días de fiesta escolares llevan el sello ineludible de la mano que mece nuestra cuna.

Los ranking de éxitos tienen a sus estrellas en los primerísimos lugares: millones de descargas y visualizaciones de sus productos lavan cantidades ingentes de dinero así producido. Rápido surgen los exitosos que ostentan la vida de lujos inimaginables de la noche a la mañana. Los hombres y mujeres tuneados y repletos de marcas carísimas, contando dólares delante del pobrerío que les admira por eso.

¿Alguien recuerda a los revolucionarios del siglo pasado que lucharon por ganar las conciencias de los mexicanos? Televisa nos hizo charros gritones y melancólicos, alma mater de la nacionalidad del siglo veinte. Pero ahora, en este veintiuno, son otros los que nos enajenan y nos hacen admirarlos, a querer o no.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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