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sábado, abril 20, 2024

Ternuritas guanajuatensis

El cumpleaños nonagenario del priismo no solo trata de la vida del antiguo partido de Estado. En realidad, nos recuerda nuestros orígenes políticos: un sistema creador de un complejo institucional a modo.

Estamos conmemorando los 500 años de la primera institución política traída de España, el ayuntamiento; con eso, se implantó el patrimonialismo (el poder es mío), al hombre fuerte que las puede todas (la corona, primero; la república, después) y a la clientela que a todas va para recibir dádivas a cambio de lealtad (los súbditos). Estamos pues ante una estructura vetusta y corroída. El cumpleaños priista nos recuerda que teníamos una república formal sin democracia; al finalizar el siglo veinte, emergió la democracia formal pero se desdeñó a la república.

Las formaciones políticas que han actuado en Guanajuato se reducen a dos que nos han recetado un siglo de ese envejecido sistema: setenta años de priismo sumados a la treintena panista. Ambos han usufructuado la antigua estructura en su provecho, aunque el priismo haya tenido que asesorar a su retador que le ha superado como el alumno que fue. Hoy por hoy, el priismo transmuta nuevamente vía el chapulinato: se brincan a tiempo sus desafiliados, lo mismo que le sucedió ya al panismo.

Ese huachicoleo político lo desarrolló un viejo priista, conocedor de todo ese entramado institucional. Ese priista, emisario del pasado que para él siempre fue mejor, ya saben quién es. El hombre fuerte ha sido dotado del poder corruptor de la república: Él es el Estado. Él ha revuelto todo para restaurar el antiguo régimen presidencialista que los derruidos partidos no supieron atender por estar abducidos por ese sistema sin construir ciudadanía. Ese es el regalo verdadero que Él disfruta.

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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