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sábado, abril 20, 2024

Tráfico de momias

 

Para demostrarnos cuan mal anda eso de administrar la cosa pública, allí esta el caso de las momias de Guanajuato.

Un mal día (para Guanajuato, pero muy bueno para los embarrados) llegó un vivales disfrazado de “empresario” (y ya se sabe, ostentarse Empresario es cuasi sagrado); deslizó satisfacciones, prodigó suculencias y prometió el oro y el moro vestido de dólares, todo a cambio de traficar con los cadáveres momificados de los guanajuatenses de Santa Paula por plazas gringas.

Treinta y seis cuerpos fueron sacados de su nicho, se embalaron, se embarcaron y se fueron pa’l norte. Vaya usted a saber qué tramitología se tuvo que emprender para trasladar cadáveres por el país y luego por la frontera, amén de las propias gringaderas allá. Y eso es así porque en dos ayuntamientos sucesivos nada saben de nada.

El famoso “empresario” ni paga ni devuelve los cadáveres ni, mucho menos, da la cara a nadie. Él anda con sus momias por allá y sin molestia alguna.

¿De a cómo fueron las comisiones a los funcionarios municipales? ¿Y las de los ediles del ayuntamiento 2006-2009? ¿Todo fue de buena fe nomás?

El siguiente ayuntamiento, éste de 2009-2012 tan desastrado, nada puede y de todo se desentiende; ni cobra ni demanda ni nada: nomás milando y esperando la “buena voluntad” del Empresario.

Son las momias de Guanajuato fuente de ingresos municipales tal que hasta alguien propuso meterlas a cotizar a la Bolsa de Valores, lo que nunca ocurrió. Pero el vival que engatuzó al funcionariado le da vuelo a la hilacha a ojos vistas. Y así quieren seguir en eso de gobernar. ¡Bah!

Arturo Miranda Montero
Arturo Miranda Montero
Profesor y gestor asiduo de la política como celebración de la vida juntos.

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